sábado, 18 de abril de 2009

Osho y el amor

(...) la gente cree que solo podrá amar cuando encuentre una pareja digna; ¡qué estupidez! Nunca la encontrarás. La gente cree que solo amará cuando encuentre al hombre perfecto o a la mujer perfecta. ¡Qué estupidez! Nunca lo encontrarás porque no existen ni la mujer ni el hombre perfecto. Y si existieran, no se preocuparían por tu amor. No les interesaría. (...) Esa también es una idea que te han inculcado; que a menos que encuentres al hombre o a la mujer perfecta, no serás feliz. De modo que continúas buscando la perfección, pero como no la encuentras, eres infeliz.
Para fluir y crecer en el amor no es necesaria la perfección. El amor no tiene nada que ver con la otra persona. La persona amorosa, sencillamente ama, al igual que la persona viva, respira, bebe, come y duerme. (...) No dices: "no voy a respirar a menos que haya un aire perfecto, libre de contaminación". Sigues respirando en todas partes, aunque el aire esté contaminado, envenenado. (...)
Debes tener en cuenta no buscar la perfección; si lo haces, el amor no fluirá en ti. Al contrario, te volverás poco afectuoso. Las personas que exigen la perfeción son personas muy poco afectuosas; son neuróticas. Aunque encuentren a un amante, exigen la perfección, y esa exigencia destruye el amor.
(...) La gente, cuando da, lo hacen para obtener algo a cambio (...) El amor no es un negocio, al principio será difícil porque nunca te han enseñado a dar sino a recibir. Al principio tendrás que luchar con tu propia coraza. Tus músculos se han endurecido, tu corazón se ha congelado, te has vuelto frío.
(...)El niño necesita el ego al principio para sentir que es aceptado, amado, recibido; que es un huésped deseado, no un accidente. El ego es necesario, lo protege; es bueno, como la cáscara de una semilla. Pero la cáscara no debe convertirse en lo más importante, de ser así la semilla morirá. Si la protección continúa durante mucho tiempo, se convertirá en una prisión.
(...) El amor, en su forma más pura, consiste en compartir la alegría. (...) Normalmente, la gente piensa que lo contrario al amor es el odio. Eso no es cierto, en absoluto. Lo contrario al amor es el miedo. El odio es el amor cabeza abajo.(...) La gente piensa que la excitación es alegría. Es una especie de intoxicación; uno se siente ocupado, tremendamente ocupado. Esa ocupación hace que se olvide sus preocupaciones, sus problemas, sus ansiedades. Es como beber alcohol: olvidas tus problemas, te olvidas de ti mismo, y al menos durante un instante estás lejos, lejos de ti mismo. (...) La excitación sólo es una huida de la infelicidad. Únicamente te proporciona una experiencia de alegría falsa y superficial. Como ya no eres infeliz crees que eres dichoso; no ser infeliz no es más que una especie de olvido. La infelicidad te está esperando en casa, y cuando vuelvas, allí estará.(...) Aquellos que terminan en la excitación nunca sabrán qué es el amor, nunca conocerán el misterio del amor, nunca llegarán a conocer la alegría del amor. Nunca sabrán lo maravilloso que es estar con una persona cuando no hay excitación sino silencio, sin palabras, sin esforzarse en hacer nada. Limitándose a estar juntos, compartir un espacio, ser uno, compartir tu ser con la otra persona, sin pensar qué hacer ni qué decir, dónde ir ni cómo disfrutar; todo eso ya pasó. Pasó la tormenta y solo hay silencio. (...)

Osho. Aprender a amar

viernes, 17 de abril de 2009

No te salves

Gracias a los creadores de palabras que no me han dejado salvarme, sólo me han empujado con su tenaz mano invisible hacia la búsqueda de mi misma.

No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca.
No te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer lo párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo.
Pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el jubilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Mario Benedetti